"Ahora digo -dijo a esta sazón don Quijote- que el que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho". Miguel de Cervantes.

jueves, 17 de enero de 2013

Plaza de Capuchinos

Portadas de la Iglesia de los Dolores y Hospital de San Jacinto




La Plaza de Capuchinos es –sin ningún género de dudas- el rincón cordobés más recoleto y místico, del que se ha dicho que “jamás en arquitectura se había hecho tanto con menos”. En ella, bajo la atenta mirada de las barrocas portadas de la Iglesia de los Dolores y del desaparecido Hospital de San Jacinto, admiramos el Cristo de los Desagravios y Misericordias, con más rotundidad, el Cristo de los Faroles. Piedra y luz.



Y el tiempo se ha quedado inerte y blanco,

detenido en el centro de una plaza

donde un Cristo de luna entre fanales

agoniza sin tregua año tras año.

                                                                                              Carlos Clementson

Ilusionado es el recuerdo del que esto escribe. Frente a ese Cristo, una noche abrileña allá por los primeros sesenta, plantó un trípode por primera vez y fotografió –en blanco y negro- el embrujo del lugar e inició el camino de su naciente afición fotográfica.


También, igual de ilusionado por otras razones, es el de la Cuesta del Bailio, escalonada salida o entrada natural de la anterior, donde la buganvilla y la fuente animan al paseante.









Cuesta del Bailío






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