"Ahora digo -dijo a esta sazón don Quijote- que el que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho". Miguel de Cervantes.

domingo, 26 de octubre de 2008

Esculturas de Baltasar Lobo.

EXPOSICIÓN DE ESCULTURAS DE BALTASAR LOBO.

El paseo rutinario por el del Prado, se ha enriquecido, de forma temporal, y a lo largo de la valla del Real Jardín Botánico, con una exposición de figuras escultóricas en bronce, de formas redondeadas y pulidas, del zamorano Baltasar Lobo. Cobijadas por los árboles del paseo y los del propio jardín, ofrecen al paseante una nueva visión del otoño.

Baltasar Lobo (1910-1993), nacido en el zamorano pueblo de Cerecinos de Campos, en un tiempo de estrecheces y analfabetismo y en un entorno familiar artesano –su padre era carpintero- se decide tempranamente por la escultura. Es atraído por el color y la luz de los pueblos así como por el color del barro, materia que moldeará con sentimientos y esperanza.

Estudia en la Escuela de Bellas Artes de Madrid y obligado por el conflicto civil se exilia a París, dejando atrás arcaicos conceptos sin renovar hace tiempo. Allí se relaciona con Picasso cuya influencia es decisiva en su formación como escultor.

Su obra, figurativa y abstracta, casi monotemática –la figura femenina y la maternidad- representa su personal visión del mundo exterior desde una perspectiva surrealista de la que emerge una figura escultórica de silueta monumental -aún siendo de pequeño tamaño- pero de formas anatómicas voluptuosas y diluidas.

La trayectoria escultórica de Baltasar Lobo contiene tres fases, una primera, “edad del barro” junto con la madera, y una segunda de mármoles y metales. La tercera, la de la fundición en bronce, de cuidado exquisito.

Sigue una serie de fotografías de la obra instalada en el Paseo.

"Mujer joven peinándose". 1970-1990


Cartel anunciador de la exposición.



"Mujer joven sentada de frente". 1989.



"Mujer de pie con piernas cruzadas". 1991



"Mujer joven de rodillas". 1985-87.



"Cara al viento". 1977.



"Madre y niño". 1987.



"Mujer joven sentada con las manos cruzadas". 1985-1986.




"Levante". 1962-88.




"Momento de felicidad". 1990-91.




"Los futbolistas". 1987.




"Contemplativa". 1988.




"Mujer joven de rodillas (grande)". 1987.




"Isla de Levante". 1986-91.

"Mujer sentada". 1986-91.

"Al sol". 1991.

martes, 14 de octubre de 2008

Valle del Lozoya. Madrid.

Valle del Lozoya. Madrid.
En esta salida, buscando también el color del otoño, y viendo nacer el sol, ya estaba situado en la Silla de Felipe II, fotografiaba el amanecer en los montes del Escorial y era el inicio de un ilusionado recorrido por la sierra norte de Madrid que debería acercarme a lugares y paisajes de gran belleza como las coloridas alamedas ribereñas del río Lozoya con la ocasional visión de alguna trucha, la tranquilidad visible del ganado suelto en los pastizales y dehesas de sus orillas, fuentes de fresca agua, o parajes agrestes con granito ya erosionado por las inclemencias del tiempo, con abundancia de bosques de frondosos, ahora ya de coloreados robles, pino silvestre, fresno y servales, humedecidos por riachuelos con piedras pulimentadas y resbaladizas.

El recorrido –uno de cuyos motivos fundamentales era fotografiar las setas y hongos del otoño y captar, como digo, la explosión colorista del otoño-, lo iniciamos con abundante nubosidad y presagiando lluvia -que mas tarde la hubo a intervalos-, y se ofreció acorde con la época otoñal en la visión del contraste de las hojas amarillas y ocres ya caídas, que mezcladas con el verde, desprendían “olor a bosque”.

De la segura variedad de fauna, apreciamos solo algún buitre –negro o leonado- sobrevolando el bosque en silencioso y explorador vuelo y el repicotear del pájaro carpintero que parecía llamar la atención del visitante.

Disfrutamos del natural espectáculo ambiental, pero el de las setas de atractivos colores y llamativas formas, ese, no fue posible. Solo las muy próximas al camino, de silueta simple y colorido apagado, se dejaron ver, para el resto, su búsqueda y localización ya no me está permitido.

Amanecer desde la Silla de Felipe II. San Lorenzo del Escorial.

Amaneciendo en San Lorenzo del Escorial y el monasterio.

Otro momento del amanecer.

Madroños.

Madroños maduros.

De El Escorial a Rascafría.

De El Escorial a Rascafría.

Área de descanso en la M-604.

Área de descanso en la M-604.

Vista parcial del embalse de Pinilla del Valle.

Otra vista del mismo embalse.

Seta otoñal en el arboreto "Giner de los Ríos". Rascafría.

Hongos otoñales en apartadero junto Valdesquí.

martes, 7 de octubre de 2008

Arboreto "Giner de los Ríos".

Arboreto "Giner de los Ríos". Rascafría. Madrid.
En busca de los colores del otoño, he descubierto para mi, y paseado por lugares de la zona del Valle del Lozoya, que me han permitido tener la ocasión de contemplar una belleza extraordinaria en todo su recorrido y de un gratificante entorno de gran valor natural y cultural.

Uno de esos lugares es el Arboreto de Giner de los Ríos. A su entrada, cincelado en soporte de granito, se puede leer: "En la contemplación de un árbol podríamos pasar enteramente nuestra vida". Giner de los Ríos. 1907.

El arboreto o “arboretum” homenajea al fundador de la Institución Libre de Enseñanza y está situado frente al monasterio de Santa María del Paular, en Rascafría, en la Sierra Norte de la Comunidad Autónoma de Madrid.

El recinto, abierto desde 2002, es de acceso libre, con un amplio horario de visita, y en él están representadas mas de 200 especies de árboles y arbustos de bosques de hoja caduca y separados en áreas según su procedencia, Europa, Asia, América del Norte y América del Sur. Su adaptación y convivencia se deben a las buenas condiciones del clima de la zona. Bien señalizadas su procedencia y características en cartelas informativas para que el visitante conozca estos espacios con una visión ecológica y de concienciación para la preservación del patrimonio natural. El amplio recorrido de sus sendas, se encuentra acompañado por el suave susurro del agua, imaginada cristalina, del río Lozoya que discurre en su inmediatez y facilita la contemplación de los ahora colores otoñales del álamo, roble, abedul, sauces, avellanos y otros y anima al disparo fotográfico como modo mas directo de conservar la visión colorista del momento. La recién caída lluvia colaboró en las tomas.
Recomiendo su visita y para animar a ello, estas coloristas instantáneas.

Entrada al arboreto.

Serbal de cazadores. Sorbus aucuparia. Europa.

Aliso común. Almus glutinosa. Norteamérica.

Bola de nieve. Symphoricarpos albus. Norteamérica.

Arce del azúcar. Acer saccharium L

Arce del azúcar. Acer saccharinum L.