"Ahora digo -dijo a esta sazón don Quijote- que el que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho". Miguel de Cervantes.

viernes, 28 de febrero de 2014

Paseando por Córdoba I




Ha sido un paseo inesperado pero muy nostálgico. Volver a pasear cincuenta años después por calles y lugares donde se iniciaron muchas de las cosas que conforman carácter y hoy te alivian la nostalgia de lo que se dejó, afortunadamente en buena hora, es una sensación que sacude lo más íntimo en la soledad del pensamiento. He aquí las imágenes, los sentimientos me los reservo.



Entrada a la Plaza de Capuchinos –desprende soledad- con impresionante conjunto "Cristo de los Faroles".



En un lateral, una iglesia –antiguo Hospital de San Jacinto- abierta a la visita de “la Señora de Córdoba”, Virgen de los Dolores, a la que se rinde culto fervoroso el Viernes Santo.


Imagen de “La Señora de Córdoba”.


Genuina postal de Córdoba. Rincón cordobés. Plaza rectangular, de paredes blancas pero de descuidado interés institucional. La preside el Cristo de los Desagravios y Misericordias. Imagen en piedra, serena y majestuosa. Al atardecer, sobrecogedora.



Estrecha calleja que conduce a la emblemática “Cuesta del Bailío”.


Cuesta del Bailío. Fuente y 31 escalones empedrados en filigrana. Lugar nostálgico para el que ahora lo visita, recordando imágenes hasta donde la memoria alcanza.






Una última mirada. El pensamiento está acongojado. Sigo.


Tras una reja, un jardín, el Campo de la Merced, hermoso lugar -aún bajo nublado-de imborrables recuerdos preuniversitarios. Descanso atento al momento. Y fotografío

El Morabito. Pequeña mezquita.

Ventanas del Morabito





Al proseguir –todavía queda día para ver- unas palomas levantan el vuelo. Les digo adiós. Me he medicado con Córdoba. Estoy feliz.