"Ahora digo -dijo a esta sazón don Quijote- que el que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho". Miguel de Cervantes.

domingo, 25 de septiembre de 2016

La araña que vivía en una olivarda

Argiope lobata. Mar de Ontígola. Aranjuez. Madrid

Paseando por la ribera del arancetano humedal de Mar de Ontígola, estuve muy próximo a su espacio-trampa. Y no la vi. Un amigo, José Antonio, buen conocedor del terreno y de especial vista para ello, me la señaló. La imagen de la araña me sorprendió y me hizo aguzar mi sentido visual, dado el color, situación y tamaño de tan magnífico ejemplar, para mí, como otros muchos, totalmente desconocido. Se trataba de la Argiope lobata.

Totalmente a “su avío”, la araña disfrutaba de un despejado espacio entre ramas y flores de la llamada olivarda o hierba mosquera, la “Dittrichia viscosa”, en argot científico, hierba vistosa de fuerte olor a resina y habitual de espacios húmedos y marginados. Muy atenta a la más mínima presión sobre los finos hilos que había tejido para la captura de presas despistadas y su consiguiente desplazamiento hasta ellas, dejóse fotografiar hasta el momento –instantáneo y certero- de atrapar a la despistada libélula que, eso, despistada, no previo el fatal desenlace de su atrevimiento. El espectáculo fue soberbio. Espectáculo de la Naturaleza.

Abstraído totalmente por el momento fotografiado y vivido, también un servidor fue “capturado”, no en la fina telaraña de la argiope, si no por las siempre oportunas y excepcionales tomas del amigo José Antonio, al que agradezco desde estas sencillas líneas, su detalle para la consecución de esta serie fotográfica. Gracias, José Antonio.

La secuencia fotográfica. Helas aquí.