Esculturas de José G. Onieva.
Una vez mas, el Jardín Botánico depara sorpresa. Esta vez han crecido, de golpe, en uno de sus paseos centrales, el de Carlos III, una arboleda singular y de peso formada por 34 esculturas de acero de gran tamaño, cuyas coloreadas hojas y flores de sus copas están mecidas por un movimiento de difícil equilibrio sobre el sembrado tronco, también metálico.
Según su autor, “Esta exposición es, en cierta medida, una alegoría sobre la importancia de mantener nuestro planeta en su estado puro, es decir en un estado de permanente equilibrio, asunto preocupante en estos momentos en los que podemos ir comprobando las consecuencias que los excesos llevados a cabo por el hombre han obrado en la Naturaleza”.
En mi paseo he llegado hasta el edificio Villanueva que, a su vez, ha distraído mi atención con otra exposición, en este caso, fotográfica, también de temática mediambiental de concienciación conservacionista como no puede ser de otra manera por el ámbito de su ubicación.
Y digo “distraído” pues las esculturas junto a la fachada del edificio quedaron sin recoger en mi cámara, esperando una nueva ocasión ya mas descansado. Aún así, de esta primera visita, presento ahora la mitad de las recorridas para no hacer pesada su visión.
Una vez mas, el Jardín Botánico depara sorpresa. Esta vez han crecido, de golpe, en uno de sus paseos centrales, el de Carlos III, una arboleda singular y de peso formada por 34 esculturas de acero de gran tamaño, cuyas coloreadas hojas y flores de sus copas están mecidas por un movimiento de difícil equilibrio sobre el sembrado tronco, también metálico.
Según su autor, “Esta exposición es, en cierta medida, una alegoría sobre la importancia de mantener nuestro planeta en su estado puro, es decir en un estado de permanente equilibrio, asunto preocupante en estos momentos en los que podemos ir comprobando las consecuencias que los excesos llevados a cabo por el hombre han obrado en la Naturaleza”.
En mi paseo he llegado hasta el edificio Villanueva que, a su vez, ha distraído mi atención con otra exposición, en este caso, fotográfica, también de temática mediambiental de concienciación conservacionista como no puede ser de otra manera por el ámbito de su ubicación.
Y digo “distraído” pues las esculturas junto a la fachada del edificio quedaron sin recoger en mi cámara, esperando una nueva ocasión ya mas descansado. Aún así, de esta primera visita, presento ahora la mitad de las recorridas para no hacer pesada su visión.
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