"Ahora digo -dijo a esta sazón don Quijote- que el que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho". Miguel de Cervantes.

jueves, 17 de enero de 2013

Plaza de Capuchinos

Portadas de la Iglesia de los Dolores y Hospital de San Jacinto




La Plaza de Capuchinos es –sin ningún género de dudas- el rincón cordobés más recoleto y místico, del que se ha dicho que “jamás en arquitectura se había hecho tanto con menos”. En ella, bajo la atenta mirada de las barrocas portadas de la Iglesia de los Dolores y del desaparecido Hospital de San Jacinto, admiramos el Cristo de los Desagravios y Misericordias, con más rotundidad, el Cristo de los Faroles. Piedra y luz.



Y el tiempo se ha quedado inerte y blanco,

detenido en el centro de una plaza

donde un Cristo de luna entre fanales

agoniza sin tregua año tras año.

                                                                                              Carlos Clementson

Ilusionado es el recuerdo del que esto escribe. Frente a ese Cristo, una noche abrileña allá por los primeros sesenta, plantó un trípode por primera vez y fotografió –en blanco y negro- el embrujo del lugar e inició el camino de su naciente afición fotográfica.


También, igual de ilusionado por otras razones, es el de la Cuesta del Bailio, escalonada salida o entrada natural de la anterior, donde la buganvilla y la fuente animan al paseante.









Cuesta del Bailío






miércoles, 16 de enero de 2013

El simpático gorrión



Preocupantes son las notas en prensa y medios informativos que auguran la desaparición casi generalizada del urbano, sencillo, alegre e indefenso gorrión que, hasta no hace mucho, revoloteaba y piaba por nuestros parques y jardines de manera placentera. Estudios de aspecto serio certifican su disminución cierta en las grandes ciudades europeas.

Estos mismos estudios, sin concretar conocimiento de las causas, si presentan algunas como la contaminación y el urbanismo que impiden su asentamiento y continuidad con la progresiva desaparición de zonas verdes y ajardinadas, espacios propios de nidificación, escasez de alimentación incluso mencionan una fuerte competencia con las palomas y otras aves invasoras de su hábitat natural con las que comparten los recursos alimenticios y cuya densidad poblacional es ya considerada como excesiva y perjudicial.

Vaya esta entrada como sencillo homenaje a ellos –el gorrión común- que desde siempre han alegrado campos y ciudades y van quedando sin nuestra atención protectora.

 











jueves, 10 de enero de 2013

Atardecer en el Retiro

Jardín del Buen Retiro. Madrid
 

Cualquier época es recomendable visitar y pasear por el Jardín del Buen Retiro. A poco que acompañe el tiempo –como lo ha sido esta tarde- vale la pena oxigenarse y descontaminarse recorriendo sus recovecos boscosos, jardines y estanque.

No especificaré más. Como siempre, si gustan, disfrutad de las fotografías.
















domingo, 6 de enero de 2013

Paseotiempo

Real Jardín Botánico. Madrid



No es correcto el vocablo –tampoco sé si existe- pero quiero utilizarlo para adjetivar mi paseo de hoy por el desangelado Jardín Botánico madrileño y al mismo tiempo justificar la falsa relación secuencial de las imágenes. Dudo de si ha sido un “pasatiempo” o un “tiempo de paseo”, pero dada mi peculiaridad, en eso consiste precisamente mi entretenimiento.

Las imágenes que componen esta entrada son de clasificación personal y en todo caso, falta a todas luces de una solución de continuidad: clásicas, convencionales, del momento, anónimas. Ahí quedan.
  

Astrophytum myriostigma

Pilosocereus tillanus

Cotyledon sp.

Notocatus leninghausii

Pistia stratiotes. Legucha de agua

Rhaphiolepis indico

Cyperus papyrus. Papiro

Dimorphoteca ecklonis

Chimonanthus praecox

Quercus robur. Roble

Lomelosia sp.

Quercus robur. Roble
Mi agradecimiento al Dr. Emilio Laguna, eminente biólogo y amigo, "desfacedor" de mis errores "botánicos". Gracias por las rectificaciones e identificaciones de esta entrada.

martes, 1 de enero de 2013

De nuevo, año nuevo


Obligando a la mente a buscar una idea fotográfica para la entrada del año nuevo, un sonoro griterío cercano -a diez metros del mirador- perturbó la búsqueda que ya empezaba a ser fatigosa, pues días llevaba “amarrado al duro banco” de Espronceda con un simple e inicial catarro. Reconocí de inmediato su origen y lugar de procedencia: dos cotorras en el árbol desnudo de mi calle.

No distingo entre cotorra argentina o cotorra de Kramer, pero aseguro que son cotorras, aves advenedizas desde un erróneo y falso concepto de animal de compañía de los que -ya generalizado su asentamiento en las grandes ciudades- soportamos vuelos, chillidos escandalosos y suciedad ambiental en nuestros jardines y arboledas urbanas.

Lamentablemente estamos en el momento exacto de su adquisición irresponsable y posterior –más irresponsable- momento de abandono. Esto último favorecerá el empobrecimiento de nuestra biodiversidad urbana, ya de por si excesivamente invadida.

Su proximidad solo permitió un “clik”. Oído este, desaparecieron, dejando una imagen para esta entrada. De nuevo, estamos en el año nuevo. Felicidades.

Por motivos técnicos y de navegador no ha sido posible hasta ahora subir la imágen. Disculpas.