"Ahora digo -dijo a esta sazón don Quijote- que el que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho". Miguel de Cervantes.

domingo, 15 de diciembre de 2013

Cabras monteses

Escenario del reportaje


Como adelantaba en la entrada anterior, amén del disfrute de un paisaje de monte bajo, pinares y zonas adehesadas de encinas y orografía de roquedos calizos casi en paralelismo con el discurrir fluvial de las lagunas de Ruidera, lo ha sido el del “feliz encuentro” con una familia de cabra montés o cabra hispánica, para mi impensable en esta latitud. Su composición, de cinco a siete especímenes y sin ser experto y a simple vista, estaba formada por machos más o menos jóvenes con cuernos fuertes y disuasorios y algunas hembras de reducida cornamenta. Nuestra presencia no alteró su actividad alimenticia y en algún momento fueron conscientes de nuestro nerviosismo fotográfico y “posaron” para nuestro interés.

Ocasión única para conseguir este tipo de fotografías de naturaleza animal salvaje. Me sentí –nos sentimos- privilegiados por tan inesperado encuentro. Disfrutad del resultado.
   



















sábado, 14 de diciembre de 2013

Lagunas de Ruidera

Lagunas de Ruidera. Ciudad Real


En la entrada de este blog de 27 de mayo de 2009 y con motivo de mi segunda visita al conjunto lagunar de Ruidera, al final del texto con el que comenté esta, terminaba escribiendo: “Como siempre, las fotografías, auténtico regalo paisajístico”. Y en esta enésima visita (la quinta) lo sigo manteniendo. 

En ellas, el paisaje, ahora otoñal, sigue siendo de gran belleza, los travertinos trasiegan el líquido elemento con el mismo o superior caudal de entonces, sus fondos, transparentes de arena y limo blanco, presuponen limpieza de aguas y por tanto procuradoras de hábitat alimenticio y de resguardo de las aves acuáticas que añaden mayor encanto al lugar, y su vegetación de carrizos y eneas, de vistoso color otoñal.

No puedo terminar este breve texto sin mencionar un emocionante y excepcional momento acaecido en esta visita cuando –con la grata compañía de Antonio y Quique- nos topamos con una familia de seis o siete cabras monteses a pie de asfalto, dejándonos –eso sí, un poco nerviosos- disfrutar fotográficamente de sus desplazamientos por el roquedal inmediato. Esto será el motivo de la próxima entrada. Entre tanto, insisto, “las fotografías, auténtico regalo paisajístico”.