JARDÍN DE LA ISLA. ARANJUEZ.
De nuevo, otro paseo prometido y, como en el anterior por el Jardín del Príncipe, el avance del otoño ha realizado el cambio cromático que se preveía en la anterior visita. El amarillo y el ocre son mas extensos e intensos, indicando ya el inminente desprendimiento de la hoja sobre los senderos y setos que delimitan formas y figuras de auténtico bordado, y que conformaran la materia orgánica, fuente fundamental de desarrollo y sostenimiento de su arboleda.
Con la atrayente imagen de una solitaria rosa que “atrapo” en el borde de un sendero, regreso, regresamos, a la salida del Jardín de la Isla, ya con excesivos paseantes entre sus calles, pero con la certeza de haberlo hecho de forma relajada y sabiendo que su recuerdo no me deja indiferente.
Con la atrayente imagen de una solitaria rosa que “atrapo” en el borde de un sendero, regreso, regresamos, a la salida del Jardín de la Isla, ya con excesivos paseantes entre sus calles, pero con la certeza de haberlo hecho de forma relajada y sabiendo que su recuerdo no me deja indiferente.
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