"Ahora digo -dijo a esta sazón don Quijote- que el que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho". Miguel de Cervantes.

domingo, 8 de junio de 2014

Una mañana en Ontígola II

 Del paseo por la ribera de las lagunas del Mar de Ontígola que describí ayer en la entrada homónima a esta, también se fotografiaron estos “insectos” –generalizando- y que dan una idea de la diminuta biodiversidad que campa por sus respetos en esa zona arancetana tan privilegiada de la provincia de Madrid.


Su identificación sería laboriosa y posiblemente expuesta a muchas dudas sobre la especie según la morfología que presenta cada uno de ellos, por lo que lo dejo al experto que pueda pasar por mi blog y le dedique un tiempo si lo cree provechoso.

Queda ya solo comentar –y esto es conocido por todo naturalista- la dificultad de conseguir buenos o aceptables planos de esta “fauna”, viva, inquieta, frágil, asustadiza y generalmente de pequeñas dimensiones y una gran capacidad de adaptación y camuflaje en su entorno, característica fundamental para la prolongación el ciclo vital de cada uno de ellos. Añádase a esto mi dificultad personal para un acercamiento sin sospecha de perturbación. No obstante se hicieron no faltas de ilusión. Estas son.

 


















sábado, 7 de junio de 2014

Una mañana en Ontígola I

Vista general del humedal Mar de Ontígola. Aranjuez. Madrid



Pasear temprano y más a estas alturas de la primavera rozando ya los albores del verano, es una delicia. Lo es más si el motivo es el fotográfico combinado con la compañía de dos amigos –Quique y José Antonio- y al borde de un –ahora un tupido verde- humedal como es el de Mar de Ontígola- El Regajal, refugio de aves como las garzas, fochas y otras anátidas y poblado de una rica naturaleza viva especialmente entomológica, con algunas mariposas endémicas que revolotea por entre la abundante vegetación palustre circundante.

  
Esta entrada la ilustraré con una sencilla colección de zigópteros o caballitos del diablo que abundan en la zona y en el momento actual y aunque trabajosamente visibles en sus vuelos casi transparentes, producen en el fotógrafo una gran satisfacción su captura fotográfica, ampliada más tarde en pantalla informática con la visión de sus características morfológicas destacadas en estos insectos frágiles y difíciles de alcanzar, distintos a otros de su linaje como las libélulas, más grandes, activas y fáciles de ver.

Ojos separados, abdomen más largo que las alas, delgada estructura corporal, vuelo sencillo y espectaculares colores, conforman su atractivo. Podéis comprobarlo.