"Ahora digo -dijo a esta sazón don Quijote- que el que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho". Miguel de Cervantes.

viernes, 7 de noviembre de 2014

Paseo por el Real Jardín Botánico de Madrid



La compañía y charla con los amigos -Antonio y Kike- no fueron óbice para una vez iniciado el paseo por los pasillos de “nuestro jardín” darme cuenta de la estación en la que discurría el lento caminar y las obligadas paradas fotográficas re rigor.

Así lo indican las borduras desnudas y limpias de las bellas flores que hasta ahora y desde tiempos atrás ofrecían –nada más entrar – un genial entramado colorista y de especies. Claroscuros con fondo verde trasluz, hojas que bajo el rayo solar ya decadente magnifican su dureza frente al rigor del próximo invierno junto a otras que –ocres, diseminadas y escasas- aún se amarran a la rama que les dio brillantez. A media altura, flores que se resisten a perder su belleza y restos – escaramujos- de rosas que fueron y ya no son. Hojas que acompañan a los caídos los pétalos de aquellas y el conjunto de color verde-ocre de los vetustos árboles que todavía quieren lucir en otoño sabiendo ya de su caducidad y en levantando la vista –entre copa y copa arbóreas, la luz tamizada de nubes presentes y de segura continuidad en días siguientes.

No hay duda. El paseo es otoñal. Es noviembre. Los amigos no son estacionales. Son siempre amigos.
   















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