El paseo de hoy por
las orillas del humedal del Regajal-Mar de Ontígola era largamente esperado
desde hacía tiempo. Laguna artificial próxima a Aranjuez y la toledana de
Ontígola, este enclave es de gran importancia natural y botánica, así como
entomológica, sobre todo por contener mariposas endémicas, algunas de cuyas
especies se encuentran amenazadas de extinción. En su extensa superficie
encontramos abundante vegetación palustre, refugio de su avifauna acuática.
Integrada en el
paisaje lo hace atractivo por su visión conjunta de carrizos, juncos y eneas
que cubren la mayor parte de la superficie de ella (635 hectáreas). Sus aguas
son saladas por la naturaleza del suelo formado por yesos y margas.
El interés que
suscita, lógicamente es la de sus mariposas, gráciles insectos de gran
vistosidad y tonalidad en sus alas, algunas de relevante tamaño que en estos
meses primaverales vuelan inquietas en busca de plantas nutricionales.
Desafortunadamente no ha sido el momento pues su visión y apetecible captura
fotográfica no la ha sido lo mínimamente deseable. El consejo de expertos
conocedores de la zona, recomiendan nuevas visitas más avanzada la primavera e
iniciada la época veraniega. Así espero hacerlo, entretanto, unas imágenes del
recorrido, verdaderamente relajante y placentero.
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