A la vuelta de la
esquina está la entrada oficial de la Primavera, y pensando en ello he paseado
entre los aún húmedos pasillos de las terrazas del Real Jardín Botánico de
Madrid. Las nubes de este larguísimo invierno de continuadas “ciclogénesis” se
resisten a abandonar sus posiciones, regando ya abusivamente el jardín y seguir
matizando los esperados rayos solares que han de dar vida y esplendor a la
naturaleza botánica que atesora el recinto y que ya se anuncia en sus brotes y
pequeñas flores, amén de otras ya más avanzadas como los narcisos, las
camelias, las crocus y algunos geranios.
Con impaciencia por
ver cubiertas estas terrazas, salgo de él, con algunas fotografías en la
cámara, presto a compartirlas, mientras el calendario avanza hacia la estación
más esperada. Las fotos.
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