Avenida principal de uno de los accesos a los Jardines del Príncipe. Aranjuez. Madrid |
La reciente visita a
uno de los jardines reales de Aranjuez ha sido magnífica y sorprendente por su
extensión, contenido y excelencia del lugar. Se trata de un bello rincón del
Jardín del Príncipe –proyectado con las influencias inglesa y francesa de la
época de Carlos IV siendo aún Príncipe- formado por un irregular lago artificial
sobre el que se asientan dos quioscos, uno griego, con columnas de estilo clásico
jónico, obra de Juan de Villanueva y otro, cenador chinesco, de planta ochavada
-reconstruido con estilo turco- y un obelisco-mausoleo de granito griego, de
cuyo subsuelo, una fuente surte de agua todo el estanque, animado en su
superficie por varias especies de confiadas aves acuáticas, así como en sus
alrededores.
Estos alrededores nos
brindan una gran riqueza botánica de excepcional valor para estos jardines de
cuya existencia dan fe frondosos y nostálgicos ejemplares de troncos y raíces centenarias
con alturas excepcionales, junto a otros de menor entidad y antigüedad que le
dan el aspecto ajardinado y de rico colorido. El pavo real, de ruidosa presencia
en esta época, comparte lugar con las diminutas ardillas que velozmente esquivan
la presencia del paseante y otras aves que con sus trinos amenizan la llegada
de la primavera a estos privilegiados espacios ajardinados.
Concluyo invitando a
visualizar las fotografías tomadas en el día de ayer, con la pretensión de que
sirvan de pretexto para una feliz visita a estos jardines que ofrecen una tranquilidad
y sosiego absolutos. De verdad, merecen la visita y el tiempo en ellos.
1 comentario:
Magnifico por el texto y por las fotos
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