El Real Jardín
Botánico de Madrid me atrae. Sé que lo visito con mucha frecuencia pero en todo
momento me proporciona bienestar y tranquilidad y no digamos “el alimento
fotográfico” para mi afición. El recorrido por sus terrazas y borduras dan
ocasión para tomas de las más variadas, tantas como variadas son sus especies –cultivadas
con mimo por el personal- a lo largo de las cuatro estaciones.
Estas que siguen son
sencillas pero vistosas junto a los pasillos por los que deambulo y dan ocasión
a –en su conjunto- describir el lugar con los versos de Gonzalo de Berceo en sus
“Milagros de Nuestra Señora”:
"La verdura del
prado, la olor de las flores,
las sombras de los
árboles de tempranos sabores
refrescaron me todo, e
perdí los sudores
podrie vevir el omne
con aquellos olores".
Disfrutad de ellas.
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