Sorprendente rincón el de las Salinas de Imón (Guadalajara). Construidas en el siglo X sobre los saladares de este valle del río Salado –en su tiempo cubierto por el mar- durante mucho tiempo se consideraron las de mayor producción de la península hasta 1996, cese de su funcionamiento y en la actualidad abandonadas.
Carlos III amplío sus instalaciones con almacenes, canales, piscinas, visibles aún hoy y recocederos, abandonados en 1940. Las edificaciones adjuntas son del siglo XVIII, actualizadas en el XIX y XX, son ya abandonadas y casi destruidas.
Sus aguas color ocre por la pérdida de gas en la ferruginosas, pueden verse en el conjunto de piscinas de sillería y mampostería, caminos empedrados de canto rodado, cruzados por acequias que facilitaban el llenado y desecado del agua sobrante. Junto a ellas, grandes almacenes, de capacidad suficiente para albergar la sal. Conservado el almacén de San Antonio con pórtico de grandes columnas ochavadas de piedra, rampa de acceso y chimenea de la central eléctrica.
Si pasas, detente unos minutos. Te agradará.
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