Regresando de la
visita al castro de El Raso y sin “previo aviso”, se avistaron unas grullas que
confiadamente rebuscaban alimento en zona próxima a la carretera y al cauce de un
arroyo y cuyo dormideros serían posiblemente los cercanos embalses de Navalcan
y Rosarito, embalse este último que dejamos para una visita más detenida cuyo
sentido sería el de la observación de estas aves migratorias en concentraciones
importantes en estas dehesas de encina y alcornoque del Valle del Tiétar, de
benigno clima invernal y abundancia de bellotas y frutos otoñales que propician
su llegada.
No permitieron mucho
acercamiento. Estas fueron las fotografías.
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