Otra tarde más de
otoño, otro paseo más entre la arboleda de un jardín centenario y real donde aún
se aprecian restos de la primera nevada de este año y, caminando, aparecen
imágenes privilegiadas entre los senderos de sus zonas boscosas y entorno
histórico, entre las cuales también encontramos pavos reales en proximidad y convivencia
con el paseante, cisnes y ánades en un recoleto estanque y tórtolas y palomas
que con gran revuelo se proponen, en la copa de los árboles, disfrutar de la
puesta de sol desde tan excepcional observatorio.
En el Campo del Moro,
entre la arboleda de falsos plátanos y falsos castaños comienza a bajar la
temperatura. Y ahí lo dejamos.
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