La mañana fue de
niebla, haciendo que el horizonte apareciese blanco, las sombras casi nulas y
los colores atenuados. La escarcha visible. Avanzando hacia el mediodía, la
niebla tal como apareció –discreta- se retira –difuminada- dejando en la retina
humana y mecánica, instantes de color apaciguado pero de viveza y atracción en
los parajes más o menos alejados, dando paso a otros –dorados y azules- ya más
equilibrados y resplandecientes. Estos fueron.
¡Extraño vagar entre
la niebla!
Solitario está cada
arbusto y piedra,
ningún árbol mira al
otro,
cada uno está solo.
Fragmento de “En la
niebla”. Hermann Hesse
No hay comentarios:
Publicar un comentario