Escribir sobre la “encina
de Ambite” es escribir sobre leyendas. Señalando y dando algo de sombra al
palacio del Marqués de Legarda, se localiza una galardonada “quercus ilex”(la conocidísima
encina) en la madrileña Ambite, ejemplar de “árbol longevo” de unos 600 años, un
sólido tronco de 4,5 m de perímetro de base, una extensa copa de 28 m. y gruesas
y pesadas ramas laterales que van rozando el suelo y raíces que “brotan” a través
del paramento en piedra que la consolida y protege, y resurgiendo metros más
allá en pleno camino de acceso.
Bajo este bello ejemplar
en pleno valle del Tajuña y tras un estrecho camino bordeado de maleza –empieza
la leyenda- una bella princesa cautiva en palacio, derramó una lágrima sobre
una bellota cuando esperaba su liberación por un bravo caballero, germinando
esta y dando lugar al ejemplar que comentamos. Citamos otra de parecidas
características por la que la princesa, abandonada por su amado, esperaba su regreso
junto a la encina de la que, si comía una bellota dulce volvería, si era amarga
no regresaría.
Volviendo a la
realidad, las fotografías lo son. Hélas aquí.
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