Un movimiento. Una
mirada. Una imagen. El “300” a enfocar. Solo dos tomas. Luego, díjome adiós.
Era el trepador azul.
Su lista negra en la cabeza lo hacía inconfundible. El pequeño pájaro, azulado,
de escaso peso pero de gran capacidad para trepar en el tronco de corteza dura,
y entre sus grietas, buscando su alimento de insectos y semillas otoñales con
fuertes golpes de su pico, mantuvo unos segundos una pose indagadora de
peligros. Inesperado momento simpático. Estaba en el Retiro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario