Desde hace unas horas –fue a las 7,04 h de esta mañana- estamos en verano. La meteorología y la temperatura así lo atestiguan. Y ayer, teniendo en cuenta ese dato, visité el Jardín Botánico madrileño con la intención de tomar algunas fotografías de sus especies y colores, dando así por terminado el ciclo primaveral. Así fue y conté con la compañía de Antonio, asiduo visitante y gran conocedor de su flora y con la de una luz ya “inclinada” y tamizada a veces por fugaces nublados intermitentes.
El resultado fue el que sigue, pensando ya en otra visita de la que obtener los dorados del estío, que casi seguido a los actuales, ofrecerán las plantas más reticentes al abandono de su función vital por “acaloramiento”. Unas sencillas florecillas de arriate -de azul intenso- fueron las últimas de esta primavera. Comprobad.
1 comentario:
Preciosisimas Luis. Ya me contaras como lo haces. Un abrazo
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