Córdoba en mayo sigue con su esplendor. El concurso y el tiempo de la exposición oficial de “los patios de Córdoba” han terminado. Este año, estrenaban y presumían de su premio universal. Los cordobeses también. Sus propietarios, más.
Yo, por séptima vez, también, pero este año, recorriendo algunos de ellos, entre aglomeraciones y estrechas callejuelas, me he acordado de otros patios que no entran en concurso oficial, que no tienen publicidad oficial, que pasan desapercibidos al visitante agobiado por las gentes, el calor y las prisas y que, como retraídos, vergonzosos, tímidos, entreabren sus puertas de manera descuidada pero sabiendo de que su interior es merecedor de “una visita”. Los llamaré, los patios olvidados.
Dejo aquí algunas fotografías de los que –quizá por mi lento caminar- si reparo y me permiten, empujadas sus puertas, acceder a la maravilla de su interior, cuidada y mimada más si cabe, que la del patio oficial. Sea pues este un modesto homenaje a ellos. Otro año, si puede ser, volveré a poner mi atención en ellos. Disfrutad también de estos olvidados. Os agradaran.
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