Recién estrenado el
2014 y bien regado ya por la madre naturaleza, en la tarde de este cuatro de
enero de continuada serie de despejados cielos o de encapotamientos nubosos y
desde el confortable asiento rutinario, pude observar a gran altura –ya que no oír-
abundantes bandadas de aves –gaviotas- que en círculos cada vez más aproximados
al curso del Manzanares, dejaban ver sus planeamientos vespertinos en la búsqueda
de sus dormideros.
Ávido por reducir el
mono fotográfico que la meteorología me impide, tomé esta fotografía adjunta que comparto con amigos y
seguidores. El lugar, la hora y el desafío de posibles chubascos no permitió más.
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