Sigo manteniendo la
opinión de que el Jardín Botánico de Madrid –en este caso- es el lugar ideal
para disfrutar de naturaleza con rincones hermosos del reino vegetal a escasos
metros del “mundanal ruido”. Esta mañana del día de Reyes así lo he sentido a
pesar de la luz invernal acallada por nubes transitorias, las calles repletas
de hojas en descomposición y la carencia de flores, si exceptuamos las ya
tempranas camelias que ilustran la entrada y recoletas en su habitual espacio
ajardinado. Soledad y silencio han acompañado mis pasos en búsqueda de ellos. Cuatro
camelias japónicas- camelio, alba plena, daikagua y sasankua- han salido a mi
paso y aquí quedan reflejadas en ese orden.
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