Por un corto tramo del recorrido total de 670 kms. he admirado la riqueza de paisaje forestal que ofrecen las riberas del Guadalquivir por el Parque Natural Sierras de Cazorla Segura y las Villas. Ha sido desde Arroyo Frío al embalse del Tranco de Beas.
El contraste del colorido vegetal del momento otoñal con el cielo azul y su luz diáfana que se reflejan en el agua junto a la imagen de las alturas abruptas o alomadas de sus riberas, obligan al visitante a paradas contemplativas de tan singulares imágenes, las de una riqueza natural en su biodiversidad.
No pudo ser desde su nacimiento. Si lo ha sido en sus primeros kilómetros próximos a Torre del Vinagre, donde ya sus aguas tienen las aportaciones del Borosa y siguen el curso hasta el remanso del embalse del Tranco de Beas, que, pasado este, continúan hasta su destino marítimo, encajonado entre pinares y olivares. Pasado el Charco de Aceite, camino de Villanueva del Arzobispo, unos azulejos de emplazamiento disimulado, recuerdan que el vecino Guadalquivir “arrulló” a San Juan de la Cruz en su estancia contemplativa en el paraje.
¡Oh gran río, gran rey de Andalucía,
de arenas nobles, ya que no doradas.
El contraste del colorido vegetal del momento otoñal con el cielo azul y su luz diáfana que se reflejan en el agua junto a la imagen de las alturas abruptas o alomadas de sus riberas, obligan al visitante a paradas contemplativas de tan singulares imágenes, las de una riqueza natural en su biodiversidad.
No pudo ser desde su nacimiento. Si lo ha sido en sus primeros kilómetros próximos a Torre del Vinagre, donde ya sus aguas tienen las aportaciones del Borosa y siguen el curso hasta el remanso del embalse del Tranco de Beas, que, pasado este, continúan hasta su destino marítimo, encajonado entre pinares y olivares. Pasado el Charco de Aceite, camino de Villanueva del Arzobispo, unos azulejos de emplazamiento disimulado, recuerdan que el vecino Guadalquivir “arrulló” a San Juan de la Cruz en su estancia contemplativa en el paraje.
¡Oh gran río, gran rey de Andalucía,
de arenas nobles, ya que no doradas.
Fragmento del soneto “A Córdoba”, de Luis de Góngora
Las imágenes.
Las imágenes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario