Parque Natural "Monasterio de Piedra". Cascada La Trinidad
Desde los primeros
momentos en que tomé conciencia de tener como uno de los objetivos más
gratificantes el de “viajar y fotografiar”, este de hoy, “viajar al Monasterio
de Piedra” y sus consiguientes fotografías, ha sido uno de los destinos más
empolvados de la agenda. Mi limitación y características orográficas del Parque
no aconsejaban su visita, pero mi “ambición viajera” lo ha logrado sin tener en
cuenta la temeridad pronosticada. Y sin duda, ha sido una experiencia muy
gratificante a pesar del gran esfuerzo –casi llegando a la claudicación- en la
bajada inicial y subida final.
El entorno, vergel
natural de gran densidad arbórea y sombras centenarias, con vegetación de
ribera, aguas en movimiento de pequeños riachuelos o en espectaculares y bellas
cascadas y saltos de aguas cristalinas sobre rocas modeladas por el caudal del
río Piedra, amén de lagos y grutas, todo ello acompañado del susurro de sus
aguas o del intenso ruido continuo del descenso de estas desde la altura con
espumoso arco iris a su final, son los elementos que gratifican al visitante
admirador del paisaje.
El recorrido no fue
completo, retrocediendo a medio itinerario, pero sabedor de haber disfrutado de
naturaleza y belleza y recogido un prometedor “botín fotográfico” para
disfrutar a toda pantalla. En todo caso, me ha sabido a poco.
Dejo las imágenes que,
sin duda, me han impresionado: Cascada La Caprichosa, cascada La Trinidad, lago
de Los Patos y las cuevas del Artista y de la Bacante.
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