He vuelto a “las andadas”. A las andadas sendas del jardín madrileño por antonomasia. En un paréntesis de las inclemencias meteorológicas propias del mes en curso y presumiendo de una luz acertada para los contraluces y colores dorados que lo inundan, ha paseado entre ellos, aceptando las sabias orientaciones fotográficas del amigo Antonio, para la captura de esas imágenes que nos regala el tiempo y el lugar, que él –ojo avizor experimentado- también recoge incansable con su “máquina de retratar”.
He aquí el resultado de la tarde otoñal en “el botánico”.
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