De vuelta de una visita a la sierra de Cazorla –Parque Natural de Cazorla, Segura y Las Villas- en un recorrido casi en paralelo al curso del Guadalquivir desde su nacimiento arropado por tejeras y buitreras, hasta pasado Villanueva del Tranco y prevenido por el continuo paisaje otoñal que ofrece el valle por el que discurre encajonado, me detuve a descansar y admirarlo desde un apartado rincón accesible de una curva
Sobre abultada roca y encastrada en ella, reparé en una placa de azulejo que me informaba de que en sus proximidades existió una ermita y un convento “del Calvario” donde en los años de 1578-1579 y “arrullado por el Guadalquivir”, san Juan de la Cruz, inició su obra mística y teológica, alternando este menester con labores de granjero modesto y las de componer sus sublimes composiciones. Desde el lugar no se observan los vestigios del citado eremitorio que ya deben considerarse escasos.
Curiosa historia y curioso lugar.
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