Hacia el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. |
Una mañana fresca y de
niebla nos acompañó la salida de Huesca hacia Torla en busca de viejos paisajes
pero desconocidos para este viajero.
Si hay paisaje o paisajes
que impacten, éste o éstos están en el oscense Parque Nacional de Ordesa y
Monte Perdido. Una impresionante subida desde Torla y un corto paseo por las cercanías
de la Pradera de Ordesa (1.310 m). me ha permitido admirar altos y escarpados
farallones y acantilados, en cuyas laderas toman protagonismo frondosos bosques
de hayas, abetos y otras especies y pino negro a mayor altitud. Frescos y
verdes prados se acercan al río Araza en todo su serpenteante recorrido junto a
una tupida selva que arropa multitud de florecillas al borde de un mullido
alfombrado de hojas caídas.
La senda prometía en
su información cartelera, un intenso recorrido con atractivos puntos, pequeñas
chorreras, miradores y cascadas y una exuberante vegetación. Un poco más allá
de un conservado puente de madera, hube de dar la vuelta. El regreso cabizbajo.
En definitiva, los paisajes comprendidos en mi recorrido son increíbles. Es la primera
e ilusionada vez que los visito, pero no dudo que habrá una segunda vez. Las fotografías
me lo recordaran. Aquí quedan.
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