Por una cuidada pero
angosta carretera de ascendentes curvas, se llega a un lugar en la vertiente
sur de la Sierra de Guadarrama –macizo montañoso del Sistema Central- con una
altitud de 1.524 m. donde habita la Tranquilidad. Se llama Puerto de Canencia. Su
entorno es de gran valor ambiental y paisajístico, con abundante vegetación de
robles, chopos, acebos, piornos y otros, además de amplias praderas ya adecuadas
al uso público en su área recreativa.
El punto central que
documenta fotográficamente esta entrada está junto a un modesto pero fuerte
puente de piedra bajo el que discurre un ahora vistoso caudal de arroyo que no
tiene identificación en el lugar, pero que suministra los parámetros necesarios
para transportar al viajero hacia “donde habita la Tranquilidad”, dejándote
escuchar el sonido de la Naturaleza que tanto gusta a los amantes de estas alturas.
La mente se relaja a la vista de magníficas imágenes de sombrías zonas que
cobijan las rocas cubiertas de musgo a través de altas y tupidas copas de pinos
silvestres, dando al conjunto, un paisaje de especial reflexión, que me viene a
la mente en unos versos de El Árbol, de Rabindranath Tagore. Con ellos y las fotos que adjunto, os
dejo.
Soy leña que calienta
en los días de
invierno,
perfume que regala
y embalsama el aire,
salud del cuerpo
y alegría del alma.
Y, al final, seré
madera en tu última morada.
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